Siempre he tenido a las “soft hackles” como unas de mis favoritas a la hora de tentar a peces selectivos y se debe justamente a la capacidad que tienen de copiar sugestivamente a diversos organismos y estados. Su apariencia de simple insecto las coloca en una infinidad de posibles imitaciones, logrando que los peces vean en ellas lo que quieren ver, comida.
Así, pescando truchas vistas, he podido observar como reaccionan ante ellas de una manera sorprendente y truchas que dejaron pasar a tantas otras de mi caja, cayeron bajo el engaño de estas sencillas, pero super efectivas moscas.
De esta manera, estos antiguos patterns continúan su camino entre los pescadores logrando una vigencia permanente.
Debido a la explosiva aparición de la familia Cooper jhones, los colores de alambres se multiplicaron en una gama increíble, dando una nueva posibilidad para estas moscas.
Esta variante logra que los modelos más pequeños profundicen con mayor rapidez logrando cubrir mayores profundidades en la columna del agua, sobre todo cuando aplicamos el método Leisenring, así el brillo en su cuerpo sumado al movimiento del hackle las hace irresistibles para las truchas.
Esto pudimos comprobarlo con las difíciles truchas del río Rivadavia, que tomaron estas Soft Hackles luego de ignorar a muchas otras ninfas.

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1 - Comenzamos forrando la pata del anzuelo, de esta manera, logramos una buena base para fijar los materiales.

2 - Sobre el lateral opuesto del anzuelo fijamos uno o dos alambres, dependiendo del color que queramos dar a la mosca.

3 - Para formamos el abdomen debemos pasar los dos alambres en simultaneo, si fuese uno solo sencillamente una vuelta pegada a otra.

Terminar el abdomen, dejando solo lugar para la cabeza, de esta manera creamos la rampa necesaria para que el hackle se despegue del la mosca.