Las langostas, una mosca maravillosa. Puede llegar a ser tan efectiva como aptitudes posea el que las usa. Es un modelo con el que podemos confundir y engañar hasta las truchas más preparadas, sobrevivientes de los pesqueros con mayor presión. Como será la fuerza de esta imitación que vemos como la trucha se acerca a nuestra langosta, pasa una vez, otra más cerca, nuevamente vuelve, esta dubitativa, intuye que es otra de esas malditas molestias (por las moscas) y finalmente, la tentación hace que la embista, con el objetivo de hundirla primero y luego girar para comerla, si no es que antes el pescador no se percató de este giro y la intentó clavar levantando la caña.
Ver esto es fascinante, poder contenerse en la clavada es lo más difícil. El tamaño de la mosca, los colores y hasta incluso el modelo, parecen ser elementos subjetivos. Lo más importante es aplicar la técnica de pesca correcta, tener la experiencia y el sentido común para adaptarla a la pesca y a cada pez en particular.
Una deriva muerta puede ser desaprovechada completamente y si no, prueben y arrojen una langosta natural al medio del pozo y vean como cuando la langosta deriva quieta, casi siempre o muchas veces, esta llega al otro extremo de la costa sin ser tocada, (si son truchas de criadero, las que la atacan casi siempre). Si por el contrario, la langosta se movió, por lo menos dos veces, no les quepa dudas de que ya esta en la mira. |